Propuestas progresistas a tener en cuenta

Ahora que se puede pasar de curso habiendo suspendido, yo propondría que las calificaciones pasaran a basarse en criterios igualitarios e innovadores radicalmente opuestos a los que rigen actualmente, de manera que la matrícula de honor se otorgara a quienes hubieran obtenido al menos tres suspensos, con el fin de no desanimarlos, el sobresaliente al que haya obtenido dos, el notable al que hubiera obtenido uno y el suspenso el que hubiera obtenido calificación superior a la de notable, para que no se haga ilusiones perniciosas. Lo anterior combatiría ese elitismo consistente en considerar que determinadas personas son superiores a otras, una idea nociva donde las haya. Además, y como ya señalado en otras ocasiones, sería conveniente que todo español, por el mero hecho de serlo, tuviera derecho a un título nobiliario de su elección (Conde de Pollagorda, Marqués del Entresijo etc.) y una licenciatura universitaria de su elección, sin más requisito que el de registrar sus pretensiones. Pienso que esta medida igualitaria contribuiría grandemente de la paz social.

También convendría en ir pensando en descatalogar las llamadas especies invasoras tan injustamente denostadas porque, a semejanza de lo que ocurre con la inmigración ilegal, no sólo no hay que denostarlas sino, a ser posible, subvencionarlas y protegerlas de manera que sea el medio natural el que tenga que adaptarse y no al revés como hasta ahora viene, lamentablemente, sucediendo.

Para ir desmantelando esa ominosa sociedad heteropatriarcal que nos oprime, propongo que maricones, bolleras, transexuales y drag queens puedan acceder a puestos de la función pública, la judicatura y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado sin más requisito que el de alegar su condición, lo que democratizaría esas instituciones y las despojaría de sus prejuicios clasistas.

También convendría restaurar la censura bajo el eufemismo de "supervisión de ideas nocivas" porque nadie puede dudar que tales ideas deban combatirse enérgicamente para no comprometer el avance imparable del igualitarismo y el progreso.

Por lo que respecta a la ley electoral es preciso modificarla de manera que solo tengan derecho al voto de las personas entre 14 y 60 años para tratar de equilibrar las tendencias conservadoras de la gente mayor.

Algunos amigos a los que he sometido este texto le han objetado consideraciones económicas, pero la economía es sólo para estúpidos, siquiera porque siempre queda gente a la que esquilmar en pro de ideales superiores y porque no hay límite al volumen de deuda pública que puede comprometer cualquier gobierno de progreso en virtud del sabio principio de que "el que venga después que arree".