La victoria de Macron

Emmanuel Macron ha conseguido ser reelegido y, por primera vez en la historia de la Quinta República, un presidente en funciones lo ha hecho sin pasar por el proceso de cohabitación, algo que François Mitterrand y Jacques Chirac no consiguieron pese a ser también reelegidos. Dicho esto, conviene recordar que los dos últimos padecieron las consecuencias de los fracasos de sus partidos en las legislativas, hasta el punto que Mitterrand tuvo que nombrar a un Primer ministro de derechas, Chirac, y este último padeció la misma suerte al tener que nombrar un Primer ministro socialista, de manera que las legislativas del próximo junio se antojan cruciales para dilucidar si el hoy reelegido correrá la misma suerte que los antaño reelegidos. Este es, a mi juicio, el dato más relevante a retener de los resultados del domingo.

Por lo que respecta a la abstención, que se situó en el 26,31 % en la primera vuelta y subió al 28,01 % en la segunda, es sin duda elevada, pero no tanto como cuando Pompidou fue elegido con una abstención del 31,10 %. Sin embargo, los votos en blanco que se esperaban muy numerosos han sido menores que hace cinco años: el 6,35 % este año, frente al 8,52 % en la anterior elección.

Con el 41,46% de los votos, Marine Le Pen puede alegrarse de un incremento significativo. En cinco años, la candidata derrotada ha ganado ocho puntos porcentuales y unos tres millones de votos, cifras que no son baladíes.

El presidente saliente y entrante se ha impuesto entre las clases altas (66 %), los jubilados (68 %) y los licenciados (70 %), así como en las ciudades de más de 10.000 habitantes. Su competidora, en cambio, ha convencido a los menos formados (56 %), a los más pobres (56 %) y en los municipios rurales (52 %). Estos datos presagian una Francia demediada en la que difícilmente se conseguirá esa paz social que. Sin embargo, en el país vecino siempre se ha visto ensombrecida por episodios de extrema violencia. El tiempo lo dirá.