El libro "Memoria histórica, amenaza para La Paz en Europa" He asistido esta mañana en el Hotel Wellington a la presentación del libro "Memoria histórica, amenaza para La Paz en Europa". La presentación ha corrido a cargo de Hermann Tertsch, quien ha resaltado su importancia por cuanto ya cuenta con una edición en lengua inglesa que será distribuida a gran escala con el fin de alertar de una deriva que, de consolidarse, abrirá la puerta a una dictadura ideológica incompatible con los valores democráticos. Como ha destacado el editor, lo señaló ya Orwell en la década de los cuarenta al escribir que "quien controla el pasado controla también el presente y controlará el futuro". En el turno de preguntas, he señalado que los primeros en caer en la trampa semántica de lo políticamente correcto es la derecha. En tiempos de Aznar se condenó en el Parlamento, con su voto, "el régimen de Franco"; por su parte, ese paradigma de indolencia que fue Rajoy no ...
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Versos perversos lindos Dedicados a Galindos El universo infinito Depende de un pajarito Y la Santa inquisición Inquisiciona un montón Dos y tres son treinta y ocho Y me ahorro lo de Pinocho O se caen las candilejas O se cocinan mollejas O se va por las callejas Con licor hasta en las cejas Soliviantan los villanos Sin llegar nunca a las manos Agua que vas a beber Que sea al amanecer Dos pimientos enfadados No resultan malhadados Ni tres furcias sevillanas Se asemejan a las ranas Ahuyentando espantapájaros Se construyen pajarracos En aras de la concordia El que avisa nunca incordia Y no provoca discordia Agua que has de beber Al moro y al bereber Tienes que hacer merecer En pos de la truculencia Me desplazaré a Valencia Y si voy a La Coruña No me morderé la uña Al pan vino, ganapán Porompompero pan, pan, Pandero contra madero Y asiento de mal sentar No tengo tasca ni freno Ni coliflor ni centeno Y el frenesí carmesí No dice no ni que sí Aluviones de indulgencias Producen muchas tu...
La ominosa dictadura En 1972, dos o tres meses después de domiciliarme en Noruega y cuando ya podía comunicarme mal que bien en su lengua, unos amigos nativos de aquel país me preguntaron de buena fe cuán libre me sentía en el suyo tras haber abandonado la dictadura que regía en el mío. Para su sorpresa, les tuve que contestar que "menos libre que nunca" y traté de explicarles la diferencia que hay entre libertad política y libertad social. Hoy opinan lo mismo intelectuales que en la década de los cincuenta visitaron involuntariamente algunas cárceles españolas, cuyas instalaciones distaban mucho de los confortables balnearios en las que hoy se han convertido. No les negué que en la España de entonces no hubiera libertad que permitiera elegir a los dirigentes políticos, pero afirmé que, a excepción de lo anterior, en España uno podía hacer lo que quisiera sin más restricciones que las derivadas de las reglas elementales de convivencia, de manera que mientras en Oslo sól...
Se lo han ganado a pulso
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