¿Admirar a Sánchez?

Leo en la prensa que Su Sanchidad ofrecerá a Yolanda Díaz compartir parte de la estrategia con "los éxitos del Gobierno" (!). Confieso que me veo obligado a reprimir una creciente tendencia a admirar al Sr. Sánchez (Dr. c.f.) por su inédita insuperable caradura, porque lo cierto que es España tiene hoy una renta per capita inferior a la que tenía en 2018, cuando nuestro fraudillo accedió a la Presidencia del Gobierno mintiendo descaradamente a los electores. Nuestro índice de calidad del Estado de Derecho (en el que 1.00 es la calificación más alta, significando un estado de derecho fuerte, y 0.00 la más baja) ostenta el puesto 23 con 0.73, por detrás de Corea del Sur, la República Checa, Estonia, Singapur y Letonia, entre otros. A su vez, ocupamos el número 32 en el índice de corrupción política, por detrás de Qatar, Barbados, Bahamas y Bhután (!). Hemos caído algunas posiciones respecto al informe publicado el año pasado, pasando del puesto 29 al 32; por delante se han situado, entre otros países de inveterada trayectoria democrática, Estonia y Arabia Saudí (!). No hay institución independiente que no haya sido parasitada por don Pedro Jeta ni escándalo de corrupción que no haya afectado a su partido, reducido a personajes de tanta relevancia intelectual y cultural como el eslabón perdido Pachi López, también llamado Pachi Nadie, o el inefable Simancas de la perenne cabezada ante los dislates de su jefe.

No me sorprende que la última encuesta de GAD3 para el ABC revele que una mayoría de ciudadanos prefiera a Sánchez a Feijoo como presidente del Gobierno, un dato que me obliga a reprimir mi creciente tendencia a admirar al Sr. Sánchez (Dr. c.f.) y a percatarme de que vivir en un país anestesiado por el enfeudamiento a la subvención y la irrelevancia de la corrupción empieza a resultar un tanto insoportable.