III. Las ideas sobre la Justicia en Don Quijote (I)


  Llego ya a la tercera parte de estas reflexiones. Puede parecer extraño analizar las palabras de un personaje de ficción, y lo más sencillo sería decir que se trata de palabras de Miguel de Cervantes puestas en boca de su creación. Y eso es indiscutiblemente verdad.


            Pero no es esa la única manera de enfocar la cuestión. Cuando un personaje literario alcanza la categoría de mito o de arquetipo de alguna virtud o vicio, es indudable que cobra vida propia el personaje, que habla y se comporta en coherencia con el ser que representa, y no en coherencia con su autor. Eso sucede, como indica Madariaga con el Quijote, con Hamlet, con don Juan y con Fausto. Los cuatro se integran en el alma de Europa, y los tres respectivamente expresan la libertad, el amor y la utopía. Cuando don Juan habla de las mujeres no transmite las ideas de Zorrilla y cuando Fausto desea la inmortal eterna juventud no expresa el pensamiento de Goethe, ni es Shakespeare el que opina sobre la dignidad del gobernante, porque eso tiene que hacerlo un príncipe destinado a ser rey.  Unos y otros hablan en función del personaje que un autor genial ha creado, y lo que dicen traduce el pensamiento de ese personaje.


       Contemplando así la significación del mito de Don Quijote es cuando aparecen con todo su interés sus ideas sobre la justicia y su aplicación, ideas que expresa en momentos diferentes, sea el discurso a los galeotes o a los cabreros, sea en los consejos que da a Sancho acerca de cómo debe gobernar su ínsula. 


  Es realmente difícil ordenar sistemáticamente las alusiones que hace Don Quijote a temas que para nosotros son reflexiones sobre la Justicia. Pero sí es posible encontrar algunas ideas centrales, destacando entre ellas dos:



  1. que la Justicia no es solo algo que se espera recibir de los gobernantes, sino una virtud que todos deben practicar con los demás. Esta idea de la justicia como valor personal antes que como principio rector de la acción de gobierno va a recorrer los siglos y llegará a los constituyentes de Cádiz, que la plasmarán en la famosa declaración inicial (los españoles serán justos y benéficos ), y llegará al constitucionalismo moderno en su triple dimensión de valor, deber del Estado, y expectativa legítima del ciudadano


  1. que la libertad es la madre de todos los derechos y la máxima cualidad de la condición humana La pasión de Cervantes por la libertad, constante en su obra, se gestó en el duro cautiverio en Argel, como expresa en el conocidísimo pasaje en que Don Quijote le enseña a Sancho lo que significa:  “… La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres (Quijote, II, 58). Antes de esa idea central Don Quijote ya se ha pronunciado sobre la lucha por la libertad, que ha de ser emprendida aun a conciencia de que no será ni respetada ni agradecida.  En el célebre episodio en que da la libertad a los galeotes, motivo por el cual decidiría su persecución y captura la Santa Hermandad, los liberados ni siquiera agradecen su gesto, y se intuye que va a regresar cada uno a su camino de miseria o de delito. La reflexión no se la hará a ellos, no les recomendará que hagan buen uso de la libertad recobrada. En eso no entra ni sale; pero sí se encara con los guardianes, a los que les dice “… que es duro caso hacer esclavos a los que Dios y naturaleza hizo libres … que no hay en la tierra, conforme a mi parecer, contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida..




Justicia y libertad son pues los principios rectores de la ética quijotesca. Ciertamente las otras muchas ideas que proclama el Caballero son también importantes, pero a la postre son derivaciones de esa virtud y ese derecho esencial. Por ejemplo, late un sentimiento de justicia cuando censura la primacía “natural” de la nobleza, negando que la sangre sea generadora de virtud alguna (… porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale …). También, cuando aconseje a Sancho para su gobierno de la Insula, le dirá : “… Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; porque viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate más de ser humilde virtuoso, que pecador soberbio. Innumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos han subido a la suma dignidad pontificia o imperatoria; y de esta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran …”


    Un episodio central en relación con las ideas sobre la justicia y la probidad lo componen los consejos que Don Quijote da a Sancho cuando éste se dispone a hacerse cargo del Gobierno de su ínsula, pues es comúnmente reconocido que es ahí donde se recogen las más precisas ideas sobre lo que el personaje considera un “gobernante justo”. El propio Don Quijote alecciona a Sancho sobre el significado de los consejos que le va a dar, presentándoselos como un Código de conducta. Se ha dicho que esas ideas las acoge Cervantes pero que tienen precedentes en importantes textos morales anteriores. Pero eso nada importa, pues lo único que muestra es que Don Quijote recoge y expresa unas ideas que no son solo suyas, pero que ciertamente no veía respetadas en su alrededor. Por su parte Riquer opina que en realidad Cervantes no pretendía transmitir un programa moral, máxime porque el episodio se inserta en una enorme burla a la decencia, promovida por el duque que nombra a Sancho gobernador de Barataria. Solo ellos dos, el caballero y su escudero creen que en verdad se está produciendo el acceso de Sancho al gobierno, y son ellos ultrajados y con ellos también las palabras de Don Quijote sobre la justicia. 


Comentarios

Entradas populares de este blog