¡OH, LAS MUJERES, LAS MUJERES!

(О женщины, женщины!)

Antón Chéjov


Traducción del ruso de M. Cardona


Serguéi Kuzmich Pochitáev, redactor del periódico provincial "Higos con nueces", fatigado y agobiado, volvió de la redacción a su casa y se tumbó en el diván.


- ¡Gracias a Dios! Por fin estoy en casa ... Voy a descansar aquí ... junto al fuego del hogar, junto a mi esposa ... Mi Másha, la única persona que me puede entender y compadecer francamente ...


- ¿Por qué estás tan pálido hoy? - le preguntó su esposa, María Denisovna.


- Pues porque tengo mal cuerpo ... Por eso vine a verte, pero ya estoy contento porque descansaré.


- Pero ¿qué ha pasado?


- En general el mundo es infame y hoy lo es en particular. Petróv no quiere pedir más crédito. El secretario se emborrachó ... Pero todo eso son tonterías que se van a arreglar de algún modo ... He aquí donde está la desgracia, Mániechka ... Estaba en la redacción leyendo la corrección de mi editorial y, de pronto, ¿sabes?, se abrió la puerta y entró el príncipe Prochujántziev, mi viejo amigo y colega; el que siempre interpreta a los primeros amantes en los espectáculos de aficionados, y que le dio a la actriz Zriákina su caballo blanco por un beso. "¿Para qué - pensé-, lo trajeron los diablos? Esto no es en vano ... Ha venido a promocionar a Zriákina" ... Empezamos a conversar ... que si esto, que si lo otro ... al final resultó resultó que no vino por la promoción sino que trajo unos versos suyos para publicarlos ...


"Sentí en mi pecho - dice- , una llama fogosa y ... un fuego llameante. Quisiera probar la dulzura de la autoría ...".


- Sacó del bolsillo un papelito rosado, perfumado, y me lo entregó ... "Son versos - dijo-  ... Yo en éstos - dijo- , soy un poco subjetivo, pero de todas formas ... También Nekrásov era subjetivo ...".


- Agarré los versos subjetivos y los leí ... ¡Un despropósito imposible! Lees, y sientes que te pican los ojos y te dan punzadas en el estómago, como si te hubieras tragado una piedra molar ... Le dedicó los versos a Zriákina. ¡Si me hubiera dedicado esos versos a mí, lo hubiera entregado al juez de paz! ¡En un verso cinco veces la palabra "precipitado"! ¡Y la rima! ¡Múguete en lugar de muguete! ¡La palabra "caballo" rimando con "serrallo" ...!


"No, le dije, usted es mi amigo y colega, pero yo no puedo publicar sus versos ...".


"Y eso ¿por qué?".


"Pues porque no ... Por circunstancias ajenas a la redacción ... No son apropiados para el programa de la redacción ...".


- Me sonrojé, empecé a frotarme los ojos, mentí que se me partía el alma ... Pero ¿cómo decirle que sus versos no servían para nada? Él advirtió mi turbación y se infló como un pavo.


"Usted, dijo, está enojado con Zriákina y por eso no quiere publicar mis versos. Yo entiendo ... ¡En-entiendo perfectamente, muy señor mío!".


Me reprochó parcialidad, me llamó fariseo, clérigo y algo más ... Dos horas enteras me leyó la cartilla. Al final de todo, prometió tejer una intriga contra mi persona y se fue sin despedirse ... ¡Ya ves qué cosas, Mátushka! El cuatro de diciembre, en Varvara, es el santo de Zriákina, y los versos deben aparecer en la prensa sea como sea ... Muérete, pero publícalos, lo cual es imposible: deshonras al periódico ante toda Rusia. No publicarlos tampoco se puede: Prochujántziev tejerá una intriga y te hundirá por menos nada. ¡Dígnate pues a decirme cómo salir de esta estúpida situación!


- ¿Y qué versos son? ¿De qué van? - preguntó María Denisovna. 


- De nada ... Un disparate ... ¿Quieres que te los lea? Empiezan así:


A través del humo de un tabaco soñador

Aparecías en mis sueños,

Trayendo contigo los golpes del amor

Con una fogosa sonrisa en los labios ...


- Y después, enseguida, un cambio:


Perdóname, mi ángel blanco como la nieve,

Amiga de mis días y mi ideal tierno,

Que yo, olvidando el amor,

Me lanzo desbocado ahí,

A las fauces de la muerte ...

¡Oh, me aterro!


- Y así sucesivamente ... una tontería.


- ¿Qué dices? ¡Son unos versos muy gentiles! - Juntó las manos María Denisovna- . ¡Incluso muy gentiles! ¿En qué no son versos? ¡Tú, simplemente, le buscas las cosquillas al gato, Serguéi! "A través del humo ... con una sonrisa fogosa". ¡Tú no entiendes nada! ¡No entiendes nada, Serguéi!


- ¡O sea que tú sí entiendes y no yo!


- No, disculpa ... ¡La prosa puede que no la entienda, pero los versos los entiendo perfectamente! ¡El príncipe escribió admirablemente! ¡Excelente! ¡Tú lo odias, y por eso no quieres publicarlos!


El redactor suspiró y golpeó con el dedo primero la mesa, después su frente ... - ¡Los expertos! - musitó, sonriendo con desprecio y, tomando su sombrero, movió la cabeza con amargura y salió de la casa ...


"Voy a buscar por el mundo, un lugar donde haya una sensación de refugio para los ofendidos" ... "¡Oh, las mujeres, las mujeres! ¡Todas las mujeres son iguales!", pensaba, mientras caminaba hacia el restaurante Londres.


Quería beber ...

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