Sólo así se salan sueños
Elegía para indolentes
Hay momentos en la vida
Que incrementan la comida
Y al que quiera lo que diga
San Padro se lo bendiga
Lo que siempre sonará
Será siempre bienvenida
No será nunca jamás
Objeto de recogida.
Toma ya que ya es tomar
Tengo ganas de tronar
Con tremenda redundancia
Y no diré ni vagancia
Ni cantaré mi cantar
Porque la insignificancia
Munificencia y prestancia
Dan al traste con el lastre
De la terrible mangancia.
¡Caramba!
No me puedo imaginar
Un escenario creíble
Cuca Gamarra, imposible,
Ha querido razonar,
Ha dicho cosas sensatas
Y cantado serenatas
Ha trinado y desglosado
Tropos y bellas cantatas
Me falta hablar de patatas
Por no oir de garrapatas
Cuando ahuyentan los gitanos
Pulgas, cerezas y enanos
Salen en tromba y hermano
No rimara con villano
Ni intentaré ser gracioso
Porque para ser gracioso
Hay que ser samaritano
Y en cuanto a la incontinencia
No hay que frenar la insistencia
De incidir en la paciencia
Sin límite de decencia
Salga el sol por Antequera
O luzca la impertinencia
Que las peras no son higos
Ni florecen en Plasencia
Porque cuando llueve en Huelva
Coruña tiene conciencia
Y siempre que Barcelona
Se desplaza hacia Gerona
Siempre quedará Cardona
Si la bosa eś bona
Porque cuando nieva suena
Un retoque de trompeta
Que perfora y perfora
La fronda de la señora
Y ya sé que lo de ahora
No es lo que parece, es
Lo que nunca acontece
Es lo que crece y merece
Este soberbio escribiente
Que besa su mono y ¡cómo
No va a hacerlo si es humano, sano, cano e indolente.
Oh vergeles de insolencia
Oh sendas de pulcritud
Qué veredas de indolencia
Cobijan tu senectud.
Notas de alegres matices
Ilustran las codornices y
Convenios ilustrados
Atiborran los tejados
De conejos y sarmientos
Que convierten laberintos
En límpidos silogismos
Que son siempre sombras
De atisbos malignos o
Concilios alternados con almíbar encarnado.
¿Son los jóvenes factores de gran estabilidad o se inclinan por la senda de la lucha contra el mal de Jhund?
No. Hay debate, hay conclusión, suenen trinos o cornetas, el mundo va a hacer puñetas y a quien Pedro se la dé que nadie se la quite, hermano Micael, justo y humano, trompas de juicio moral, cantamañanas, caballo, asta de ciervo empanado, lirio de corte inclinado que se va y viene en un tiemblo regular intermitente y fatal. O no. Vaya usted a saber si lo mejor es ser vulgar y levantar el pulgar y confesar crímenes nauseabundos o bondades indescriptibles que sonrojarían a las más abyectas hetairas o los mamelucos menos asimilados. Astrolabios inconsecuentes derivan y derivan e inducen a conturbaciones confusas y límpidas a la vez en una competición de claridad mera y diana cazadora que alivia muchísimo y durante mucho tiempo y en las tardes de verano se entretienen los humanos con tremendas pajaritas siempre tejidas a mano.
No tiene pase, no hay descripción no hay consuelo es el desafuero, el hielo, la conturbación de fuego, el magnético recuerdo, la sincronía, el recuento, colmos de solicitudes en su pugna con el viento me recuerdan las memorias de los libros de los sueños en anaqueles dorados o tarros alquitranados que se acumulan en pirámides sencillas y túmulos majestuosos e irreverentes. Amén, trufas, concordancias, sevillanismo y sinergia, tropas de tropel incierto y coplas de indiferencia, alma de cántabro, ejes de buena conciencia juvenil, jornadas de intrascendencia, almas de gran impaciencia, sólo amor solo, insolencia, juventud o adolescencia se termina la paciencia o no se empieza por donde pintan vastos o se alegran los incendiarios al apagarse las velas de la cremación. Concierto y confusión, cruza el cometa, resuenan circunspectas trompetas inconmensurables, alimentos letales, ocio indiscriminado, complementos necesarios de cornejas y sarmientos. No surca el mar si no suena el sonar de una trompeta, ni es oro lo que reduce el chocolate del moro. Hay.
Escrito en los confines de la indiferencia a seis de nunca de las tres en punto, hora de Palencia.
Me encanta la hora de Palencia. Mil gracias.
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