UNA REFORMA NECESARIA


Melitón Cardona (*)


Si hace quince años alguien hubiera asegurado que Telefónica acabaría controlando la mayor operadora de móviles británica, que el metro de Londres y sus tres mayores aeropuertos estarían gestionados por empresas españolas, que Metrovacesa absorbería la primera inmobiliaria de Francia y Sacyr atrincheraría en la constructora, también francesa, Eiffage, que el Santander pagaría 13.467 millones de euros para controlar el emblemático banco británico Abbey National y tomaría posiciones en la norteamericana Sovereign Barcorp, que Izar ganaría un concurso para suministrar fragatas y portaaviones a Australia compitiendo con norteamericanos y franceses ... su interlocutor se habría echado a reír.  

Lo cierto es que hemos doblado nuestro PIB en diez años, nuestra economía es la octava del mundo y acabamos de superar, según Eurostat, que no Prodi, la renta per capita de Italia. En este contexto, el inmovilismo en materia de atención a de nuestro Servicio exterior empezaba a resultar alarmante. Tradicionalmente, el Ministerio de Asuntos Exteriores era una cenicienta ninguneada por partidas presupuestarias que no superaban las del ente público RTVE. El partido socialista introdujo en su programa electoral de 2004 una propuesta para su reforma integral y asumí la responsabilidad de presidir la comisión interministerial encargada de formular recomendaciones para llevarla a cabo. Se remitió al Gobierno un informe que especificaba sesenta; todas ellas fueron asumidas mediante un Acuerdo de Consejo de Ministros en septiembre de 2006.

La evolución del presupuesto del MAEC a lo largo de la presente legislatura es reveladora: si en el año 2004 la dotación total del Ministerio fue de 1.044,9 millones de euros, el proyecto para este año prevé 3.406,3, lo que implica un incremento del 226 por 100, superando ampliamente los acumulados en la sexta Legislatura (1997-2000), un 19 por ciento, y en la séptima, un 21. 


Así, entre mayo de 2004 y septiembre de 2007 se han creado doce misiones diplomáticas permanentes y hay otras cinco pendientes de apertura; se han abierto ocho nuevos consulados generales y están en tramitación otros tres. Además, se han creado consejerías de Economía y Comercio en ocho países. También se han establecido otras ocho Embajadas residentes en nuestro país y en la actualidad acogemos un total de ciento once, además de dieciocho Organizaciones internacionales.


En materia de diplomacia pública, un instrumento novedoso y muy eficaz de acción exterior, se han creado las llamadas Casa Sefarad, Casa África y Casa Árabe; las ya existentes, Casa de América y Casa Asia, han visto incrementadas sus partidas presupuestarias.


Ha crecido sustancialmente nuestra cooperación internacional, centrada básicamente en la Ayuda Oficial al Desarrollo; su evolución ha pasado del 0,24 por 100 del PIB en 2004 al 0,50 en el proyecto de presupuesto para 2008. La cooperación cultural se ha incrementado espectacularmente en un 569 por 100 en los cuatro últimos años. El Instituto Cervantes consolida el español como lengua de prestigio internacional y para ello va contando con más medios: 60 millones de euros en 2004 frente a 100,6 en el proyecto para 2008, lo que implica un crecimiento acumulado del 68 por 100. 


El 30 de octubre pasado se reformó el Consejo de Política Exterior, creado en 2000 por el Gobierno del partido popular, siguiendo la más importante de las recomendaciones del informe ya citado: dotarnos de una estrategia exterior de la que hasta ahora carecemos; para obtenerla, tendrá una periodicidad mínima para sus reuniones y dispondrá de un consejo ejecutivo que garantizará la continuidad de su funcionamiento.


En el orden social, se ha alcanzado un importantísimo acuerdo que afecta al 91 por 100 de los más de 9.600 empleados en el extranjero, quienes verán sensiblemente mejorada su situación puesto que, con independencia del régimen jurídico aplicable a su relación de trabajo, que suele ser la legislación local, se les aplicará una serie de niveles mínimos de la nuestra laboral y disfrutarán de los mismos derechos individuales que el resto del personal contratado de la Administración.


Por último, se ha previsto doblar el número de plazas de la carrera diplomática; tradicionalmente se convocaban entre  quince y veinticinco al año; ahora, serán cincuenta.


Aunque es lícito cuestionar la política exterior de cualquier Gobierno, el hecho es que el Estado necesita instrumentos de acción adecuados -léase un Servicio exterior- para llevarla a cabo. Pienso que el nuevo peso de nuestro país en la escena internacional exigía su reforma y se está llevando a cabo a un ritmo satisfactorio.


Melitón Cardona es Embajador de España en el Reino de Dinamarca y antes lo fue en misión especial para la reforma integral del servicio Exterior.


Publicado en 2008. Uno se pregunta hoy qué fue de todo aquello. 

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