Revoluciones, pero menos


Melitón Cardona (*)


Con su habitual ponderación y solvencia intelectual, el pasado día 25 Ramón Aguiló (**) hizo en este periódico un alegato en favor de  la existencia “un movimiento en los países árabes, estimulado por la globalización y las nuevas tecnologías, de reivindicación de unos derechos y unas libertades que son las nuestras”. Con todo el respeto que me merece Ramón, debo discrepar, siquiera porque en los numerosos vídeos que he visto en televisión me ha llamado la atención que el único grito repetido ad nauseam sea el de “Allah u akhbar” (“Alá es grande”), además del hecho de que la ausencia de mujeres en las ansiadas reivindicaciones “democráticas” resulte clamorosa. Como todos hemos visto y escuchado más o menos lo mismo, me atengo a lo anterior para impugnar visiones posibililistas que pienso tienen más de wishful thinking (pensamiento desiderativo) que de reflexión equilibrada. Por otra parte, conozco lo suficiente el Norte de África y otros países islámicos para saber que el principal deseo de sus habitantes son los de emigrar a Europa, pero no para adoptar nuestros valores democráticos, sino, más bien, para usar (o abusar) de sus ventajas sociales tratando de imponer, al mismo tiempo, una visión anacrónica del mundo que exigen respetemos en nombre de la multiculturalidad.


El Pew Research Center publicó el pasado diciembre datos escalofriantes sobre Egipto que pueden verificarse en http://pewglobal.org/2010/12/02/muslims-around-the-world-divided-on-hamas-and-hezbollah/: un 95 por ciento de la población egipcia está a favor de que el Islam juegue un papel central en la política y un 70 por ciento aboga por reintroducir la shariah que, como es sabido, da valor doble al testimonio del hombre sobre el de la mujer y prescribe penas tan humanitarias como la de latigazos, la de amputación de miembros (manos y pies) y la del apedreamiento lento de las adúlteras hasta la muerte. No hay que dudar que una mayoría de ese 70 por ciento incluso estará de acuerdo con el folleto del Ayatollah Jomeini titulado “Instrucciones para que la mujer islámica pueda pelar una berenjena sin excitarse” (por desgracia, no estoy de broma y existe tal despropósito, por difícil que resulte de creer).


Por primera vez en décadas, buques de guerra iraníes han cruzado el Canal de Suez, en un anticipo de lo que nos espera si no reaccionamos a tiempo, aunque la inacción europea era previsible desde que doña Ángela, don Nicolás y un tal Gordon decidieron que la cabeza visible de la Unión fuera un personaje tan carismático como … Van Rompuy y la de su política exterior fuera … Lady Ashton (un oxímoron si se atiende a su desaliño personal y a su acendrada holgazanería). Así nos va.


El tiempo dirá si Ramón Aguiló estaba en lo cierto y yo erraba. Nada me alegraría más sinceramente, aunque me temo que no va a ser el caso. He estado destinado en Mauritania, Marruecos, Argelia e Irán y creo que sé de qué hablo. Sólo en algo estoy de acuerdo con Ramón: todo lo que postula podría producirse, pero en Irán, donde la juventud ha probado ya en directo las delicias de una república islámica y tiene un ansia verdadera de libertad tal como la entendemos en Occidente.



(*) Diplomático.


(**) Antiguo alcalde de Palma (PSOE).


Publicado en "Diario de Mallorca" en 2010.

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