Indultator

El rastacuero que funge de presidente del Gobierno ha equiparado una sentencia (blandita, por cierto) del Tribunal Supremo a "venganza y revancha". Este individuo está empeñado en demostrar que no hay fechoría que evite cometer, pero esta última supera cualquiera de las anteriores, que son muchas.

Se necesita ser muy facineroso para tratar de justificar una ignominia mediante el expediente de acusar a los magistrados del Supremo de estar dominados por un espíritu de "venganza y revancha". Se pretende degradar así el normal funcionamiento del poder judicial al que pretende someter. Ese fierabrás de la política degrada todo lo que toca y se deja degradar, que no es poco. Tiene un ministro del Interior mendaz y arbitrario al que han tenido que parar los pies los tribunales de justicia. Una parpayuela-portavoz que asegura que el líder polisario no entró en España con una identidad falsa sino "con otra identidad", como si lo normal fuera disponer de varias identidades, al modo de los principios de Groucho Marx. Una ministra de Asuntos exteriores que está consiguiendo que el papel de España en la escena internacional vaya progresando adecuadamente hacia la más completa irrelevancia mientras ella instruye a nuestras embajadas sobre las bondades del bollerismo y la mariconería que este gobierno defiende. Una ministra de igualdad que redacta un proyecto de ley hablando de "padres, madres y adres". Un ministro de Justicia que considera que hay que asumir los indultos de separatistas irredentos "con naturalidad", un ministro de Consumo que no sabe formar participios, una vicepresidenta comunista y demás lumbreras a las que nadie contrataría ni para gestionar un estanco.

Se necesita ser muy miserable para plantearse indultar a quienes no sólo no se han arrepentido sino que airean su voluntad de reincidir, pero ya se sabe aquello de De Quincey: "se empieza asesinando y se acaba vulnerando las reglas de urbanidad".

Comentarios

  1. Ya pasó, lo del indulto, en el 1934,35 y 36. Fueron indultados o liberados o absueltos todos los participantes en la revolución de octubre del 34, menos dos, poco relevantes, que fueron fusilados. Los participantes de aquellos siniestros hechos son los mismos que ahora se reparten los papeles de golpistas y posibles insultadores. Algo han progresado… tanto como la proximidad al abismo, una vez más.

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  2. Estupendo, Melitón. Inapelable y sin morderte la lengua, que es la última defensa de la libertad

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