Más sobre la crisis con Marruecos

Lo sucedido en Ceuta es el resultado de la degradación de la posición internacional de España provocada por una política exterior absurda y contraproducente, dirigida por una ministra sectaria e insolvente más atenta a la promoción de eslóganes LGTBI acordes con su querencia que a diseñar una estrategia exterior coherente con nuestros intereses. Es lo que pasa cuando se priorizan los eslóganes de partido sobre los intereses generales de un país. Esa abeja Maya patética está superando en incompetencia a la no menos patética Trinidad Jiménez, que tuvo la desvergüenza de aceptar el cargo de Ministra de Asuntos Exteriores tras haber suspendido en dos ocasiones las oposiciones a la Carrera diplomática. No es sorprendente que desgarramantas como Rodríguez y Sánchez se rodeen de personajes que superan sus altos niveles de estulticia. El Dcf (doctor cum fraude) Sánchez va a dejar más pronto que tarde por fortuna, una economía en estado comatoso, una salud pública devastada, un desprestigio institucional sin precedentes, una deuda pública estratosféricamente desmesurada y un papel irrelevante de España en la escena internacional. Todo un registro en un país que ya los tenía muy malos antes de que el beocio detentara el cargo.

La crisis con Marruecos era perfectamente previsible. Pedro Sánchez rompió la tradición que inició Felipe González y su primer viaje al extranjero no fue a Marruecos. Uno de sus vicepresidentes, Pablo Iglesias, se alineó con el Polisario cuando declaró el estado de guerra, reiterando su empeño en que "se celebre, sin más demora, un referendum libre, limpio e imparcial para la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental". El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha viajado hasta en tres ocasiones a Argelia para entrevistarse con varias de sus principales autoridades, incluido el presidente Abdelmayid Tebún.  Este acercamiento ha podido ser el motivo más determinante para que Rabat haya decidido atacar las fronteras españolas con una crisis migratoria sin precedentes. Rabat entiende que la entrada de Podemos en el gobierno de coalición ha supuesto un cambio en la valoración de las alianzas históricas. Les preocupa especialmente que el PSOE haya asumido la opinión de Podemos con respecto a Marruecos como parte fundamental de la política en materia de Asuntos Exteriores. Y para acabar de arreglar el desaguisado, el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, aterrizó en la base militar de Zaragoza el pasado 18 de abril en un avión medicalizado procedente de Argelia. Posteriormente, ingresó en el Hospital San Pedro de Logroño con nombre falso. Para el gobierno marroquí esto supone otro desaire más por parte del Gobierno de Pedro Sánchez. Sobre Ghali pesa una imputación de la Audiencia Nacional por presuntos delitos de violación, asesinato, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas, desapariciones y lesa humanidad. Poca cosa.

Si uno se pregunta cómo es posible que semejante tuercebotas haya llegado a la presidencia del Gobierno de España convendrá que tenga en cuenta el nivel de sus opositores, que desde luego, no es para tirar cohetes. Al fin de cuentas tuvo razón Lord Acton cuando aseguró que los países tienen el gobierno que su oposición se merece.