El desaguisado


De un gobierno que reprocha al Tribunal Supremo del país que desgobierna que no haya tenido en cuenta "aspectos políticos" en sus resoluciones judiciales cabe esperarse cualquier cosa, como la de que su Ministro de Justicia, juez de carrera, afirme que se puede conceder el indulto por delitos que aún no han sido sentenciados sin tener en cuenta que el artículo primero de la Ley sobre el Ejercicio de la gracia de indulto de 1870 establezca que "Los reos de toda clase de delitos podrán ser indultados, con arreglo a las disposiciones de esta Ley, de toda o parte de la pena en que por aquéllos hubiesen incurrido" de manera que sin pena no hay posibilidad de indulto o como la de que su Vicepresidenta primera afirme que España viene padeciendo nada menos que "dos siglos de fascismo", uno antes, por lo visto, de que inventara el término, y se quede tan ancha pese a su supuesta "expertitud" en derecho constitucional con una tesis que censuraba el abuso de los reales decretos-leyes.


Lo que está sucediendo en España resultaría cómico si no fuera el preludio de una nueva tragedia histórica minuciosamente planificada de la que muy pocas personas parecen querer percatarse. Ya señaló Jesús Fueyo en su día que "España es un país trágico, pero poco serio". Los payasos, payasas y payases que componen el Consejo de Ministros están empeñados en demostrarlo un día sí y otro también.


Postulé el otro día la conveniencia de que los partidos del centro-derecha recurrieran al retraimiento. Según el diccionario de la Real Academia, dicho de un partido o de una colectividad, "retraerse"es "apartarse deliberada y temporalmente de sus funciones políticas". Estoy convencido de que, vista la sagacidad y el nivel intelectual de tan valientes partidos, no se dará el caso, aunque haya precedentes en la Historia de España: así, durante el siglo XIX todos los partidos políticos promovieron en algún momento esa estrategia. Los liberales lo hicieron antes de 1868, causando la caída de la monarquía y la llegada de la revolución de septiembre y los alfonsinos, republicanos y carlistas lo hicieron en 1872 con el fin de provocar la caída de la monarquía de Amadeo de Saboya.


Ese retraimiento que postulo en vano dejaría a las claras al país y al mundo exterior que no se quiere participar en el proyecto totalitario y antidemocrático que el Partido Sanchilista Obrero Antiespañol y contribuir a la ruptura aparentemente legítima (¡con 120 diputados!) de unas reglas del juego democrático minuciosamente planificada y ejecutada. Pero como no va a ser el caso, será de ver cómo las víctimas del desaguisado contemplan mansamente su culminación, sin atender a la sabia advertencia del gran pensador colombiano don Nicolás Gómez Dávila: "para detestar las revoluciones, el hombre inteligente no espera a que empiecen las matanzas".

Comentarios

  1. Me parece claro que los ya cuatro artículos que has dedicado a la crisis esencial que mina la Nación son una contribución razonada, articulada y tremenda para entender la situación, lo que no pueden negar ni aquellos que no comparten o no se atreven a entender tu análisis. Citas de lujo hoy de Jesús Fueyo y Nicolás Gómez Dávila

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  2. Hemos esperado demasiado y ahora ya es tarde. La sensación es que Sánchez puede hacer lo que le de la gana y encima avalado por la patronal, la Iglesia y hasta el rey. Total desesperanza. Es una suerte que exista gente como Ud Sr. Cardona, que por lo menos mantiene la cordura y nos ayuda a mantanerla a otros.

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