Prólogo al libro "El Bisbe de Sió i l'Eivissa del seu temps", de Felip Cirer i Costa


Si el ibicenco más relevante del siglo XX fue Abel Matutes, empresario dinámico, ex Comisario europeo y ex Ministro de asuntos exteriores, en el XIX lo fueron Jaime Cardona y Joaquín Vara de Rey. Eclesiástico el uno, Obispo de Sión, Vicario General castrense y Patriarca de las Indias occidentales; militar de temple y de extraordinario valor el otro. Conservadores los tres.


...


Jaime Cardona, tío de mi abuelo Melitón, fue el primer obispo de que Ibiza dio a la Iglesia. Cuando el telégrafo comunicó la noticia a la isla, en una tarde de verano de finales del siglo XIX, la explosión de júbilo popular nos da una idea de su conciencia de marginalidad: toda una semana de celebraciones y bailes populares, lanzamiento de globos aerostáticos, engalanamiento de calles y balcones y transformación del puerto en un abigarramiento de banderolas y gallardetes, denotaron un estado de ánimo ansioso por recuperar esperanzas adormecidas por rutinas anestésicas.


Siquiera por aquello de que los pueblos que ignoran su historia están condenados a repetirla, pienso que resulta hoy muy oportuna la publicación de este libro: su estructura inteligente facilita una lectura dinámica y entretenida que nos sitúa en una época, la de la Restauración, cuya pretensión de superar radicalismos estériles debiera iluminar nuestro presente. El sexenio revolucionario se caracterizó, como es sabido, por excesos de todo tipo: una monarquía fallida, cuatro presidentes de la República once meses, dos constituciones, una guerra colonial y dos civiles y la emergencia de instituciones tan pintorescas y descabelladas como la del Cantón de Cartagena. En esta época, Jaime Cardona permaneció fiel a sus arraigados principios monárquicos y religiosos y fue soporte relevante de la restaurada monarquía.


Quisiera destacar que mi antepasado nunca olvidó sus raíces ibicencas, pero supo trascender su origen provinciano para llegar a ser extremadamente elocuente en castellano ya que siempre concibió la lengua como vehículo de comunicación y no de diferenciación, sin renunciar al ejercicio de la influencia a través de la palabra. De ahí que, en cierta ocasión, tras haber apaciguado con un sentido sermón a unos huelguistas en las provincias vascongadas, cierto gobernador civil telegrafiara al ministro de la Gobernación que "con seis padres Cardona incluso podría suprimirse la Guardia civil". No es fácil concebir mejor elogio al poder magnético de la palabra de aquel ilustre español de Ibiza.


Melitón Cardona Torres, Embajador de España en Dinamarca, abril de 2007.

Comentarios

  1. Muy bien has hecho, Melitón, en publicar el prólogo que en su día escribiste para el libro sobre tu muy ilustre antepasado. Faltos andamos hoy de prelados de esa categoría, vive Dios!

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