Sobre subvenciones


Hace días leí un artículo del profesor Amando de Miguel en el que se declaraba contrario a la práctica de las subvenciones en general y la de algunas en particular. Coincido con él en que "la función tácita, y más auténtica, de las subvenciones públicas es la de recompensar a los fieles seguidores del Gobierno" y "castigar a quienes no lo son", añado yo.


"El dinero público se derrama espléndidamente para sostener verdaderas instituciones, sean los sindicatos, las patronales, la Iglesia Católica, los partidos políticos y ciertos medios de comunicación privados. En España, todas esas entidades sobreviven gracias a la munificencia del Estado. La reforma que propugno es bien sencilla y nada extravagante: suprimir todas esas subvenciones". Para empezar, el profesor propone "suprimir la cuota del dinero público que reciben por ley todos los partidos políticos en proporción al número de diputados. No veo por qué los partidos en procura legítima del poder tengan que ser subvencionados por todos los contribuyentes de forma indiscriminada. Parece más lógico que esas instituciones sean costeadas por los respectivos afiliados o simpatizantes de forma voluntaria". Tal vez sería menos drástico, aunque menos efectivo, sustraer al gobierno de turno la facultad ilimitada de concesión mediante la introducción de mayorías cualificadas para llevarla a cabo.


Si instituciones como los partidos, sindicatos, patronales e iglesias se financiaran con las aportaciones de sus miembros y simpatizantes andarían mucho más atentas a satisfacer sus necesidades y menos a las de sus dirigentes. Y ¿qué escribir que no haya escrito ya sobre esas organizaciones no gubernamentales "sin ánimo de lucro" que alimentan a centenares de miles de personas ociosas pero espabiladas que han encontrado en ellas un auténtico modus vivendi?.


La Ley general (?) de subvenciones es particular: cuando se usa corrompe como la que más.



Comentarios

  1. Gran adaptación de “el patio de mi casa” al amigable y exigente universo subvencionado. Le recuerdo que el final decía “a estirar, a estirar, que el demonio va a pasar”…para una vez que su presencia se reclama…llegará el demonio a tiempo?

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