Hacia una segunda vuelta en Chile


La jornada electoral del domingo pasado en Chile fue la primera desde el regreso a la democracia en que los votos sumados de todas las opciones de izquierda o centroizquierda no alcanzaron el 50%. Las derechas sumaron el 53% de una participación del 47% del electorado, pero queda por ver si en una segunda vuelta José Antonio Kast, que obtuvo un 2,5% de votos más que el izquierdista Gabriel Boric, conseguirá alzarse con la presidencia del país.


Un amigo mío, embajador chileno jubilado, cree que "será muy díficil para Kast, pues tiene un rechazo bastante más elevado que el de Boric. Si se templa y da un giro hacia el centro, podría ser. Creo que las posibilidades están parejas pero yo estoy un poco más optimista. En todo caso el resultado general, presidencial más legislativo, fue mucho mejor de lo esperado. Yo estoy más tranquilo pues siento que Chile se reequilibró políticanente después del domingo. Las izquierdas pesan menos y las derechas más. Algo del sentido común parece haberse reinstalado. En suma, hay ahora un halo de esperanza para este país que ha sido muy mal tratado los últimos dos años por el radicalismo de izquierda. Veremos".


En la mayoría de los analistas chilenos predomina la idea del "fin del octubrismo", refiriéndose al plebiscito celebrado en octubre del año pasado que arrojó un resultado del 80% favorable al inicio de un proceso constituyente para redactar una nueva Constitución. Para Pablo Ortúzar, antropólogo social e investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), lo ocurrido el domingo "es el hundimiento del octubrismo, como una concepción en la cual el 80% del país estaría a favor de cambios radicales, sin demasiada preocupación por la violencia, orden o estabilidad económica. Creo que eso ayer se derrumba, independiente de quien termine ganando la elección". Para Leónidas Montes, director del Centro de Estudios Públicos, esta primera vuelta ha sido "un balde de agua fría para la izquierda mas radical".


Tras esta primera vuelta conviene retener dos factores: en primer lugar la escasa participación electoral y en segundo la polarización extrema de los proyectos políticos enfrentados, el fenómeno de lo que Octavio Avendaño, analista político de la Universidad de Chile, llama "la dicotomización de la representación".

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