La inquietante deriva de ABC

En los últimos meses me he referido en más de una ocasión a la inquietante deriva de ABC. Aún manteniendo articulistas excelentes como Ignacio Ruiz Quintano, Rosa Belmonte, Jon Juaristi,  Juan Manuel de Prada, Ignacio Camacho, Hughes y algunos otros, tanto su línea editorial como la mediocridad de sus nuevos colaboradores están degradando un periódico que durante décadas ha sido referente indispensable en la prensa española.

Por lo que respecta a su nueva línea editorial, escribí que "viene anticipando una querencia a lo políticamente correcto que sugiere una búsqueda de esa comodidad pesebrista tan grata a muchos otros medios. Algunas de sus terceras y no pocos de sus tendenciosos editoriales hubieran sonrojado al fundador del periódico, por lo que no es de extrañar que algunos de sus familiares y más de uno de sus más brillantes antiguos colaboradores anunciaran su retirada de un proyecto que les repugnaba profundamente".

Ahora ha sido don Santiago Ybarra, Conde de El Abra, quien ha comunicado al secretario del Consejo de Administración de Vocento su dimisión como Presidente de Honor de ese Grupo. También le ha hecho saber que con esta fecha ha dimitido como miembro de los Consejos de Administración de los cuatro periódicos del Grupo Vocento (ABC, El Correo, El Diario Vasco y El Norte de Castilla) y como vocal del Patronato de la Fundación Colección ABC. Asimismo, ha renunciado a representar al Grupo Vocento en el Patronato de la Fundaciónde Ayuda contra la Drogadicción (FAD). La razón de estas dimisiones estriba en su desacuerdo con la línea emprendida por la actual dirección de Vocento como grupo empresarial de comunicación.

En septiembre pasado escribí en este blog que "El hecho de que ABC haya decidido publicar las notas de quién dirigió el CNI da qué pensar, siquiera por lo del inevitable qui prodest? y por el efecto disuasorio que puede tener en otros servicios de información de nuestro entorno próximo y lejano; pero es que, además, hay temas de aparente interés periodístico que la prensa decente se abstiene de publicar siquiera por no arriesgarse a ser equiparada a la amarilla. Hoy día ya no es el caso del ABC que dirige el señor Quirós, quien tal vez pueda congraciarse -y, en consecuencia, enfeudarse- con los subvencionadores de turno e incluso aumentar por un momento la tirada de lo que es hoy su penoso panfleto; lo que es cierto es que acabará arruinando su credibilidad y expulsando de su círculo de suscriptores a mucha gente decente que no dudará en cancelar su suscripción al periódico".

El gesto de don Santiago Ybarra le honra en grado sumo y me congratulo de su drástica decisión.