Año nuevo


Me hubiera gustado mucho empezar el año con un artículo optimista sobre la situación de España y de los españoles, pero me lo impide una serie de factores: sigue habiendo un cuarenta por ciento de paro juvenil, lo que supone que nuestros sistemas de enseñanza y formación están muy alejados de la realidad; el número de morosos ha aumentado un ochenta y ocho por ciento,; el de parados roza los cuatro millones; el de quienes se ven obligados a acudir y recurrir a las llamadas "colas del hambre" supera el millón de personas; la deuda pública que hace dos años representaba el 95,5 por ciento del PIB supera ya el 122 por ciento y crece incesantemente sin que se adopte ni una sola medida tendente a reducir gasto absurdo y prescindible. Sólo un veinte por ciento de los encuestados en un reciente sondeo confía en que la economía se recupere en 2022. 


Para colmo, si me quedaba alguna duda de la irremediable idiotización de la sociedad española, la visión intermitente y sincopada de los programas de televisión (zapping, a falta de vocablo español) dedicados a celebrar la Nochevieja me la ha disipado por completo. La colección de ordinarieces, chistes sin gracia, monólogos tan insoportables como interminables y una pornografía apenas encubierta me han dado idea de una sociedad que hace ya tiempo perdió el norte y hoy es víctima complacida de un sistema educativo degenerado que sólo podría repararse en un espacio de décadas. De las múltiples estupideces que he escuchando, me quedo con la de "detener la colisión de nuestros genes" de una tal Malú, una cantante cuya vocalización defectuosa me ha impedido disfrutar del resto de sus pretenciosas banalidades, sin duda notables.


Esto ya tiene muy tal remedio. Sólo una catástrofe económica que no me atrevo a descartar más pronto que tarde en cuanto se acabe la barra libre de los fondos europeos podría tratar de remediarlo aunque sólo en parte, pues es mucho el tiempo perdido en logses, eslóganes y lugares comunes consagrados.


Sabemos que vivimos en tiempos de decadencia cuando las nostalgias cosechan más partidarios que las expectativas, en frase brillante de Jorge Bustos, pero nos resistimos a aceptar que la cuesta abajo de esa decadencia se acentúa día a día gracias a los desatinos de un gobierno incompetente y miserable que aún cuenta con el apoyo de una parte sustancial de una población irremediablemente alienada y pervertida.


Era costumbre inmemorial felicitar el año así: "Feliz navidad y próspero año nuevo". Hoy no vislumbro más Próspero que Mérimée, pero sólo hasta que los biempensantes que tratan de agobiarnos decidan que su "Carmen" debe ser proscrita por machista, de manera que me limitaré a decir que, aunque a menudo siento ganas de llorar, alguna dureza de ánimo me lo impide, muy a mi pesar.

Comentarios

  1. Feliz 2022, Melitón. Estamos de acuerdo contigo y nosotros, curados de espantos como tú, pasando estas fechas en un precioso pueblo de Burgos,
    Oña, en la casa matriarcal hemos tenido la fortuna de quedarnos sin televisor!
    De pasada, en el portátil, Raúl vio a Malú y a algunos otros gandules pero ni escuchó el discurso..,es extraño que Rivera esté en pareja con esta mujer hablando así pero como dejó dicho El Gallo: “ hay gente pató”
    Por lo demás, haces un diagnóstico certero, infalible. No sé qué esperamos..,
    A pesar de todo, felices Reyes!
    💐

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog