Un discursito de cortos vuelos


Tras escuchar con atención la alocución del Rey en la habitual recepción de principios de año a los miembros del Cuerpo diplomático acreditado en Madrid, he tenido la sensación de que la progresiva degradación de nuestras instituciones empieza a resultar imparable.


El ministro Albares ingresó en la Carrera diplomática hace 21 años con el número 17 de 20, lo que tal vez explique que la única condecoración española que ostente sea la de Comendador de número de la Orden de Isabel la Católica que ayer lució en su uniforme de Secretario de Embajada, torcida y mal colocada junto a la botonadura. À chacun son goût o su mal gusto.


A partir de lo anterior, no debe extrañar que el ministro que hoy dirige Exteriores Le haya sometido a Su Majestad el Rey un discursito inane, extemporáneo e improcedente, lo que resulta cada vez menos extraño es que el Jefe del Estado se haya avenido a pronunciarlo.


Así, el hecho de que nuestro Monarca acepte mansamente los despropósitos que un gobierno socialcomunista Le propone dice muy poco de la solvencia de Sus asesores y muy especialmente la del Abogado del Estado que los dirige.


Felipe VI afirmó ayer reconocer a Rusia su papel relevante para la estabilidad de la región euroasiática, aunque acto seguido lo condicionó a consideraciones sobre la integridad territorial de los Estados, el respeto a la soberanía y demás zarandajas al uso de los biempensantes.


Por si lo anterior fuera poco y en la clamorosa ausencia de la embajadora marroquí, Se rebajó a pedir al Reino de Marruecos una normalización de relaciones, algo que se me antoja aberrante, extemporáneo y humillante.


Hace tiempo que considero que la Corona cada vez está menos a la altura de Su responsabilidad histórica y más sumisa a las consignas políticas de enemigos de la Nación y de su régimen constitucional. Si cree que con ello contribuye a Su permanencia me temo que yerre profundamente.

Comentarios

  1. Con el emérito nunca hubiera sido así, tb lo afirma mi marido.

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  2. Lo he dicho muchas veces, esta Majestad cada día se acerca un paso más al avión que le lleve a Roma, a Estoril... porque en Dubai no creo que le quieran. Aunque dadas las buenas relaciones de la Reina consorte con el republicanismo, igual hasta les dejan aquí en un chalet en Galapagar, que ahora está de moda y a tiro de piedra de la zona fashion de Madrid.

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