De txistus y fabiols

El diputado autonómico vasco del PNV Kerman Orbegozo se marcha al Ayuntamiento de San Sebastián y será sustituido en el hemiciclo por Garikoitz Mendizábal, otro individuo de su partido. Como nota destacada de su currículo, la prensa vasca destaca que Garikoitz ostenta nada menos que un "grado superior en txistu", lo que viene a equivaler a que un castellano poseyera un título superior en zambomba.

Aprendo en Wikipedia que la familia instrumental del txistu la componen: el txistu propiamente dicho, el silbote y la txirula, una octava más alta que el silbote. La digitación es la misma para todos los instrumentos. A excepción de la txirula, que es toda de madera y se suele fabricar de una sola pieza, el resto de los instrumentos se fabrican articulados, con la parte inferior reemplázale según la tonalidad en la que se quiera interpretar. La madera más utilizada es el ébano, aunque se han utilizado otras como el boj o el nogal, e incluso materiales plásticos o metal. En cuanto a las partes metálicas, éstas suelen ser cromadas o, en los mejores instrumentos, de plata. La afinación de un instrumento como el txistu, que carece de llaves y cuenta con sólo tres agujeros (!), es compleja y depende en gran medida del ejecutante. El txistu se toca con la mano izquierda y está afinado en fa. Eso significa que, cuando en una partitura de txistu veas un do, el sonido que oirás será un fa. ¿Confuso? Se trata de costumbres antiguas, ya que antes se solía adjudicar la tonalidad de do mayor a la escala que partiera del sonido fundamental de un instrumento, independientemente de cual fuera.

Si se tiene en cuenta que que, cuando en una partitura de txistu aparece un do, el sonido que se oirá será un fa, comprendo perfectamente que un grado superior en un instrumento tan primitivo sea francamente meritorio.

Confieso que me gustaría mucho tener el entusiasmo suficiente para poder aspirar a la insignificancia y tener un grado superior en "fabiol" que, con el "tamborí", son instrumentos muy populares en mi isla natal, pero, para mi pesar, he perdido el tiempo tratando de aprender siete idiomas, licenciarme en Derecho y graduarme en Relaciones internacionales. En mi caso ya es tarde para rectificar, pero animo a mis paisanos a que se gradúen en materias menos complejas que les permitan prosperar en la creciente insignificancia de su tierra natal.