Sobre la Catedral de Mallorca (*)

No hi ha vila com Ciotat

Ni parroquia com la Seu

Ni barco com es Correu

Ni bassiot com a la mar

No hay pueblo como Palma

Ni parroquia como la Catedral

Ni barco como el Correo

Ni charco como la mar

(Glosa mallorquina)

La Catedral de Palma, más exactamente Catedral-Basílica de Santa María de Mallorca y más popularmente Catedral de Palma se empezó a construir en 1.229, tras la conquista de Mallorca por la Corona de Aragón, cuando el rey Jaime I mandó derribar la antigua gran mezquita de Medina Mayurqa y levantar un gran templo dedicado a Santa María en agradecimiento por haberse salvado del naufragio. En 1.346, el rey Jaime III asistió a su consagración una vez se consideró "finalizada", aunque en realidad no se terminó hasta 1601, y, en rigor, se siguió (y se sigue) reformando y restaurando cada poco tiempo. En mallorquín se denomina Seu, una palabra que sólo se usa con este significado en Tortosa, Valencia y Mallorca, mientras en otras diócesis se utiliza exclusivamente la palabra "catedral".

El edificio abarca 6.655 m² con un volumen interior de 160.000 m³. Hoy se ha convertido en uno de los templos más admirados en el mundo. Son muchos los intelectuales y artistas que han quedado prendados con su arquitectura. Uno de los más destacados es el pintor Santiago Rusiñol que en 1912, en su libro "La isla de la calma", le dedicó un capítulo. "¡Por fuera verás la armadura, pero entra y verás el alma!", aseguró en él.

A lo largo de los años, la Seu ha sido restaurada en numerosas ocasiones. Una de las más destacadas es la que llevó a cabo Antoni Gaudí a petición del obispo Campins, en 1904. El conocido arquitecto fue el encargado de trasladar el coro que hasta el momento había estado situado entre los tramos segundo y tercero de la nave, la eliminación del retablo mayor gótico, la realización del baldaquino del altar mayor, la incorporación al presbiterio de la sede episcopal, la iluminación del espacio a base de ventanales de cristal, y, por último, la elaboración de mobiliario litúrgico. En la Capella Reial de la Seu hay cerámica de Gaudí y de Josep Maria Jujol. Más recientemente, entre 2001 y 2006, un mural del artista mallorquín Miquel Barceló (el artista español vivo mejor cotizado) en la Capilla del Santísimo se ha convertido en uno de los grandes atractivos para los turistas. Este mural de cerámica policromada que ocupa unos 300 metros cuadrados de superficie, se inspiró en el milagro evangélico de los panes y los peces y aunque ha sido criticado, a mí me ha parecido siempre de gran interés. 

La Catedral de Mallorca cuenta con uno de los rosetones más grandes del mundo, conocido como "el ojo gótico" o "Es vuit" ("El ocho"). Tiene alrededor de trece metros de diámetro y su espectacular policromía se debe a los 1.236 cristales que lo integran. Durante la Guerra Civil fue dañado por la caída de una bomba en el palacio de La Almudaina, que se encuentra justo al lado, y tuvo que ser restaurado. Dos veces al año el rosetón ofrece un gran espectáculo lumínico, conocido como la Fiesta de la Luz. Los rosetones mayor y menor de la Seu se alinean para formar un 8. Esto sólo ocurre el 2 de frebrero y el 11 de noviembre. Los especialistas afirman que los rosetones no fueron construidos expresamente para propiciar este fenómeno, que es, por tanto casual. Los primeros rayos de la mañana que iluminan la fachada principal, desencadenan una explosión de color que procede de las 1.116 piezas de cristal que componen el vitral mayor.

Una de las peculiaridades del templo es que las nueve campanas de la Seu tienen nombre propio. La más grande pesa 4.500 kilos y fue bautizada como n'Eloi. Las otras, de mayor a menor, reciben el nombre de na Bàrbara, n'Antònia, sa Nova, na Mitja, na Tèrcia, na Matines, na Prima y na Picarol. Más allá de que las campanas estén "bautizadas" y de que se encuentren en dos alturas diferentes, suenan unas u otras según el evento. Es decir, que sólo algunas tañen o repican los días laborales para anunciar las misas, mientras que para las liturgias de domingos y festivos lo hacen otras.

También cuenta con un impresionante órgano; la primera mención al instrumento data del año 1.328, cuando estaba situado en la capilla de la Trinidad. Hoy en día, éste es uno de los grandes secretos y tesoros que esconde la Seu. Se compone de cuatro teclados de 56 notas y un pedal de 30 notas. Hoy en día sigue siendo uno de los elementos más importantes dentro de la liturgia de la Seu.

Mi recuerdo de infancia es el de un lugar bastante sucio y desangelado del que me interesaban particularmente tres seres: una especie de simio enjaulado muy descarado y un mozo disminuido mental que invariablemente rondaba el templo de la mano de un viejo marinero.

(*) Visto el panorama político español, cada vez más alarmante, hoy cambio radicalmente de tema.