Hacia el abismo.


España parece abocada a una bancarrota inevitable si no se adoptan medidas que, por ahora, no están ni se les espera: nuestro gasto público es elevadísimo con tendencia a incrementarse y ya representa más del 50 por ciento de nuestro PIB, la inflación subyacente es muy preocupante, la deuda pública, más de un 130 por ciento del PIB, alcanza registros inéditos que pronto se superarán. 


Arthur Laffer acaba de declarar en una reciente entrevista que "los datos de España son malos, porque la economía está un 4% por debajo de la producción anterior a la pandemia. El país se está quedando atrás". Por su parte, el Consejo general de economistas acaba de rebajar la previsión de crecimiento a un 3,9 por ciento y avisado que "si el gobierno no toma medidas habrá recesión". La deuda de las Administraciones públicas con las Pymes ha aumentado en un 28 por ciento y alcanza los 110.000 millones de euros, cifra que la Ministra de Hacienda, economista prestigiosa y parpayuela incomprensible, rebaja a menos de un 10 por ciento de la denunciada. Como parece que el Banco central europeo va a dejar su política irresponsable de compra de deuda pública y se propone subir los tipos de interés, España va a tener que refinanciar su deuda de la única manera posible, a saber, emitiendo más deuda en condiciones más gravosas. Por si fuera poco, la crisis alimentaria que se avecina a consecuencia de la guerra en Ucrania tendrá "proporciones gigantescas y terribles consecuencias humanitarias", en palabras del primer ministro, Mario Draghi.


Los que por ahora son los dos grandes partidos políticos del país, uno de los cuales pronto dejará de serlo, son conscientes de que todo lo anterior conduce inevitablemente a un ajuste brutal y doloroso que tendrá que llevarse a cabo mediante un corralito a la argentina, expropiación de bienes, requisas y suspensión de la libertad de movimiento de capitales. Como ambos saben que o el uno o el otro deberán adoptar tan impopulares medidas, no es de extrañar que se hayan puesto de acuerdo en un anteproyecto de ley de reforma de la Ley 36/2015, de 28 de septiembre, de Seguridad nacional que contempla introducir tales medidas. Ya la citada ley, en su disposición final tercera, preceptuaba que "El Gobierno, en el plazo de un año desde la entrada en vigor de esta ley, deberá remitir al Congreso de los Diputados un proyecto de ley reguladora de la preparación y disposición de la contribución de recursos a la Seguridad Nacional." El 29 de diciembre de 2021, la inefable egabrense semianalfabeta elevaba al Consejo de Ministros un anteproyecto de ley en el que se prevé que "el Presidente del Gobierno siempre dispone legalmente de la potestad de dictar directamente el Real Decreto de declaración de la situación de interés para la Seguridad Nacional, sin necesidad de reunir previamente al Consejo de Seguridad Nacional", algo que no merece comentario alguno. 

Resulta revelador que se proponga incluir entre ámbitos de especial interés de la Seguridad Nacional "la seguridad económica y financiera" y así la modificación del artículo 27 de la nueva ley dispone que "el sector privado participará en la contribución de recursos a la Seguridad Nacional, cuando así lo disponga el real decreto de declaración de la situación de interés para la seguridad nacional y el artículo 28, que reproduzco íntegramente, rezará así: "Participación del sector privado en la contribución de recursos a la Seguridad Nacional 

1. Los ciudadanos y las personas jurídicas están sujetos al deber de colaborar, personal o materialmente, en la situación de interés para la Seguridad Nacional, en caso de requerimiento de la autoridad competente, siguiendo las directrices del Consejo de Seguridad Nacional o de la autoridad funcional, de acuerdo con lo establecido en el artículo 30.4 de la Constitución y en los términos de esta ley.

2. En los casos de situación de interés para la Seguridad Nacional, cualquier persona, a partir de la mayoría de edad, estará obligada a la realización de las prestaciones personales que exijan las autoridades competentes, siguiendo las directrices del Consejo de Seguridad Nacional o de la autoridad funcional, sin derecho a indemnización por esta causa, y al cumplimiento de las órdenes e instrucciones, generales o particulares, que aquellas establezcan.

3. Cuando la naturaleza de la situación de interés para la Seguridad Nacional lo haga necesario, las autoridades competentes, siguiendo las directrices del Consejo de Seguridad Nacional o de la autoridad funcional, podrán proceder a la requisa temporal de todo tipo de bienes, así como a la intervención u ocupación transitoria de los que sean necesarios y, en su caso, a la suspensión de actividades. Quienes como consecuencia de estas actuaciones sufran perjuicios en sus bienes y servicios, tendrán derecho a ser indemnizados de acuerdo con lo dispuesto en las leyes.

4. Las medidas adoptadas en aplicación de este precepto tendrán una vigencia limitada al tiempo estrictamente necesario para hacer frente a la situación de interés para la Seguridad Nacional y deberán ser adecuadas a la entidad de la misma.

5. Los medios de comunicación colaborarán con las autoridades en la difusión de las informaciones preventivas y operativas ante una situación de interés para la Seguridad Nacional".


Como puede comprobarse, se prevén prestaciones personales sin derecho a indemnización por esta causa y "requisa temporal de todo tipo de bienes, así como a la intervención u ocupación transitoria de los que sean necesarios y, en su caso, a la suspensión de actividades".


También se pretende reformar la Ley 19/2003, de 4 de julio, sobre régimen jurídico de los movimientos de capitales y de las transacciones económicas con el exterior, previendo la suspensión del régimen de liberalización y el de determinadas inversiones extranjeras directas en España.


Visto lo anterior, no debe extrañar que el gobierno se proponga llevar a cabo la mayor contratación pública de la historia; así podrá justificar el saqueo por la necesidad de pagar un aparato estatal cada vez más desmesurado y prácticamente insostenible.


Vamos hacia el abismo, pero siempre alegres y confiados.

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