El porvenir de la economía


Como no soy economista, no estoy en condiciones de explicar qué está pasando ni en la economía española ni en la mundial, pero sospecho que nada bueno cabe esperar a juzgar no sólo por los datos de que disponemos sino, sobre todo, porque conducen a resultados contradictorios. 


Los bancos centrales han comenzado a endurecer sus políticas para tratar de contener el aumento de los precios y el principal temor de inversores y analistas es que esas políticas pongan en peligro la recuperación de las economías tras los considerables impactos de la pandemia y de la invasión de Ucrania. El pasado jueves fue el turno del Banco Central Europeo (BCE), que anunció el fin de las compras netas de deuda y su primera subida de tipos en 11 años. Los mercados vivieron el viernes pasado y ayer lunes jornadas de pánico: las principales bolsas mundiales se hundieron, los bonos soberanos se dispararon y las criptomonedas sumaron una nueva debacle. El oro, valor refugio por excelencia, cayó también considerablemente, un hecho difícil de explicar que, además contradice las previsiones de subida para este año de la mayoría de los analistas. El fantasma de la estanflación coge forma y los inversores se decantan por las ventas generalizadas.


Lo anterior explica buena parte de las caídas que se se han dado en los últimos días en las grandes bolsas europeas. El Ibex 35 se dejó un 2,47% el viernes y aun así, no fue el peor de los europeos. Por su parte, el Eurostoxx ha perdido casi un 6 % en dos sesiones y sigue hoy sin recuperarse. En el IBEX, el BBVA se dejó un 3,63% y Banco Santander, el 3,31%, otra anomalía si se considera que un entorno de tipos de interés al alza debería ser considerado como un factor positivo para la banca, ya que a mayor tipo de interés, mayores rentabilidades.


La prima de riesgo española está en los 137 puntos básicos y la rentabilidad del bono español con vencimiento a diez años se situó en el 2,98%, frente al 1,62 % del Bund alemán de referencia. Eso supone la mayor diferencia entre ambos desde mayo de 2020, cuando el pasado mes de enero oscilaba en los 70 puntos y hace un año se situaba algo por encima de 60 puntos; el indicador italiano también subió hasta los 248 enteros; el portugués, hasta 135.


Al temor de los inversores por la situación general de la economía se sumaron anuncios de Binance y Celsius Network que afectaron directamente a la operativa con monedas virtuales. El Bitcoin se hundió más de un 18% y se situó por debajo de los 23.000 dólares.


Hasta mayo España había colocado ya en el mercado 113.634 millones de los 245.000 millones previstos por emitir este año. Por lo tanto, a partir de julio, sin la red que supone el BCE comprando bonos, el Tesoro español tiene que conseguir que los inversores extranjeros y la banca nacional compren unos 100.000 millones de euros de deuda. Para vender en el mercado esos 100.000 millones va a tener que pagar un tipo de interés mayor. La consecuencia de esto va a ser que el coste de la deuda aumentará por encima de lo previsto y hará un agujero más a las cuentas inverosímiles del Gobierno.


El BCE prevé que la eurozona recaiga en recesión y la inflación se dispare si hay un corte total del gas ruso. El trigo ya ha subido un 56% y la carne está en máximos históricos: el precio de los alimentos podría presagiar una hambruna global. La construcción se desinfla: cierran más de 2.000 empresas y medio millar están en concurso de acreedores. El Banco Mundial advierte de que la economía global se encamina a una estanflación similar a la de los años setenta, un panorama aterrador. Lo que está por venir lo confirmará o desmentirá.

Comentarios

  1. Pero todo callados, y en auto consumiendo gasolina.... lo que a muchos es esencialmente necesario. Y también silencio y quietos tras tres sentencias del tribunal constitucional. Si estuviera en el gobierno el PP ¿qué estaría sucediendo?

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