Los problemas de Macron


El hecho de que el presidente Macron no haya obtenido la mayoría absoluta en la segunda vuelta de las elecciones legislativas constituye un punto de inflexión en el funcionamiento del sistema político francés. Desde que el mandato presidencial se redujera de siete a cinco años en 2000, todos los jefes de Estado habían venido disfrutando de cómodas mayorías: Jacques Chirac en 2002, Nicolas Sarkozy en 2007, François Hollande en 2012 y el propio Emmanuel Macron en 2017.


La indiferencia y el récord de abstencionismo reflejan el creciente divorcio entre la nación y sus dirigentes. El mensaje es claro: el actual Presidente de la República fue elegido por defecto y como mal menor. A partir de ahora, el país se niega a confiar en él. El desafío se ha expresado en los 150 diputados de Nupes pero también en los casi 90 de la formación de Marine Le Pen, que ha hecho una entrada histórica en la Asamblea Nacional. En este contexto, la llamada derecha clásica, "Los Republicanos" ha conservado, sorprendentemente, un número importante de diputados (78) por lo que podría ejercer un papel de pivote en la nueva asamblea, como "tercera vía" entre la mayoría relativa de Emmanuel Macron y las formaciones radicalizadas que son Nupes y RN; pero esto sólo sería concebible si no cae en la trampa de la sumisión al ejecutivo, que le haría aparecer en un papel de auxiliar, indigno y suicida, ya que los votantes de "Los Republicanos" hasta ahora han querido castigar severamente la experiencia macroniana. 


Un parlamentario cercano al presidente Macron declaró hace unos días que el riesgo de perder la mayoría absoluta en las elecciones legislativas de 2022 "Sería una pesadilla", pero el escenario que se acaba de hacer realidad supera la peor pesadilla del equipo en el poder, lejos de la mayoría absoluta. El ensayista Maxime Tandonnet ha visto en el resultado de las elecciones legislativas una victoria de las fuerzas antisistema, lo que presagia una Asamblea Nacional caótica.


El gesto de desafío que ha supuesto el resultado de la segunda vuelta parece dirigirse contra el Presidente de la República y, más en general, contra la arrogancia de las élites dirigentes hacia las clases trabajadoras, la llamada Francia periférica, el pueblo de las rotondas. Se refiere tanto al "no" en el referéndum sobre la Constitución Europea de 2005 como al espíritu del movimiento de los chalecos amarillos. Es un voto de castigo dirigido contra dicho "sistema", un voto de venganza.


La nueva Asamblea fragmentada, como la propia Francia, parece que será caótica. Un sistema político que los expertos creían invulnerable está ahora atrapado en el caos. Este resultado podría sentenciar una Quinta República ya moribunda.

Comentarios

  1. El problema es que no hay una Unión Europea real (de la que penden estados y en estos, al menos en España, comunidades, diputaciones ayuntamientos y respectivos adlateres). Los problemas los crean los políticos, empeñados en mandarnos cuando son nuestro servidores.
    El Defensor del Pueblo debería saber del enriquecimiento injusto merced a los impuestos sobre la gasolina, y alza de precios, y actuar en orden a que se resuelvan. Aquí, pagando y todos callados, incluso las CC Sindicales.

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