El estado de la Nación


Mañana comenzará en sede parlamentaria un debate sobre el estado de la Nación y conviene recordarle al Presidente cuál es el estado de la Nación. En el plano político, padecemos una crisis estructural que amenaza seriamente la supervivencia de las instituciones democráticas. En el económico. un peligro cierto de recesión anunciado por la espiral inflacionista, provocada desde luego por la pandemia y la guerra, pero también por una política manirrota, una Administración incapaz de reconocer sus errores y un aumento desbocado de la deuda. En el social, ha aumentado la desigualdad con nuevos castigos a las clases medias y trabajadoras, además de un paro estructural ya histórico que dobla las cifras europeas.


Que un gobierno del PSOE pacte con los herederos del terrorismo, antiguos terroristas algunos de ellos mismos, una estupidez tan grande como que los crímenes del franquismo se prolongaron durante la Transición es no sólo una ofensa a las víctimas de ETA, sino una afrenta a millones de votantes del partido y a una gran parte de sus antiguos dirigentes. Semejante despropósito abundará en la deriva hacia las cenizas del partido socialista sin que Sánchez haya disfrutado de la emoción del fuego.


El cinismo de la extrema izquierda que lo critica al tiempo que lo rúbrica con su permanencia en el Gabinete; los desvaríos de la ley trans y la inaudita propuesta de desmemoria histórica que rinde homenaje al terrorismo etarra son responsabilidad directa del Gabinete de Pedro Sánchez. El Presidente, de acuerdo con su manual de resistencia, ha abandonado todo empeño en reforzar el papel de los partidos centrales, amenazados a la izquierda por los nacionalismos lingüísticos y a la derecha por el franquismo sociológico, dos enfermedades que de no atajarse pueden acabar con la convivencia en paz y el porvenir seguro de los españoles. Y de las españolas.


Este parece un buen borrador a perfeccionar sobre el estado de la Nación. Pormenorizar los hechos sería ahora cansar a los lectores.


Todo lo anterior no es de mi cosecha. Por sorprendente que pueda parecer, ha sido escrito un día antes del debate por Juan Luis Cebrián, el mismo día en que más de 160 personalidades de distintos ámbitos e ideologías, incluidos miembros destacados del antiguo PSOE han firmado un manifiesto tildando el proyecto de ley de memoria democrática de "tergiversación injusta y ajena a la verdad". Esto último constituye, en mi opinión el principio del fin de la aventura descabellada de un personaje despreciable que, según todas las encuestas, está llevando al abismo de la irrelevancia a su partido: de ahí que considere que una vez alzada la voz por antiguos referentes del partido socialista, no creo que tarden mucho en alzarla algunos de los actuales, siquiera porque entre el peligro de desaparición en próximos comicios y el de demonización por parte de los actuales dirigentes irresponsables, elegirán este último como mal menor. Dicho lo anterior, preferiría que no lo hicieran para que la próxima debacle electoral del PSOE fuera de una magnitud inimaginable y equivalente a su práctica desaparición.

Comentarios

  1. YA ES TARDE PARA QUE LOS SOCIALISTAS LEVANTEN LA VOZ, AUNQUE DUDO QUE LOS QUE ESTÁN EN POLÍTICA ACTIVA LO HAGAN EN NINGÚN MOMENTO PORQUE EL PESEBRE ES EL PESEBRE. NO SÉ CÓMO SE PUEDEN MIRAR EN EL ESPEJO CUANDO SIGUEN LAS DIRECTRICES DE SÁNCHEZ, QUE ES SOLO UNA: ROMPER ESPAÑA. EN CUANTO AL ESTADO DE LA NACIÓN: ENCEFALOGRAMA PLANO

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