El Sello de Inclusión Social

¡Albricias! ¡Estamos salvados! Por fin -y gracias a la infinita benevolencia de nuestro amado Sublime Obtenedor de la Moncloa (SOLM)-, el Boletín oficial del Estado del pasado día 27 ha publicado el Real Decreto 636/2022, de 26 de julio, por el que se regula el llamado Sello de Inclusión Social. Como decíamos en mi tierra antes de catalanizar el soberbio mallorquín hoy relegado, "ja tenim la Seo plena d'ous", una manera de describir un proyecto tan inviable e inane como el de llenar de huevos la majestuosa Catedral.


Confieso que no sé cómo hemos podido sobrevivir hasta ahora sin ese mirífico e innovador sello. El lector ha de saber que  "la inversión 7 del Componente 23 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia plantea, entre otras actuaciones, la necesidad de desarrollar itinerarios de inclusión con el sector privado, en el marco del Sello de Inclusión Social, con el que se distinguirá a aquellas empresas y entidades que contribuyan al tránsito de las personas beneficiarias del ingreso mínimo vital desde una situación de riesgo de pobreza y exclusión a la inclusión y la participación activa en la sociedad". También debe ser consciente quien esto lea de que "el Sello de Inclusión Social se concibe como una iniciativa de innovación pública en el ámbito de la colaboración público-privada y la responsabilidad social corporativa, cuyo objetivo es estimular a las empresas públicas y privadas y a otro tipo de entidades, a contribuir a la consecución de una sociedad inclusiva, justa e igualitaria, apoyando la generación de oportunidades de inclusión social para las personas beneficiarias del ingreso mínimo vital." Debe saber también, ¿cómo no?, que las tipologías del Sello (!) son:

a) Sello de Inclusión Social-Acceso a bienes y servicios.

b) Sello de Inclusión Social-Apoyo a la infancia y la adolescencia.

c) Sello de Inclusión Social-Inserción sociolaboral.

d) Sello de Inclusión Social-Digitalización

e) Sello de Inclusión Social-Otros.

Por cierto, la obtención del Sello conllevará las siguientes facultades: "a) El empleo del logotipo del Sello en las actividades propias de las personas físicas o jurídicas distinguidas y b) La participación en los actos públicos, jornadas, premios y cualquier otro tipo de actividades que desarrolle el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones".


Como el Sello será evaluado periódicamente con el fin de determinar los resultados alcanzados y el impacto obtenido en términos de inclusión social de las personas beneficiarias del ingreso mínimo vital, hay que esperar que dichas evaluaciones constaten la enormidad del impacto obtenido, que, sin duda, transformará la vida de millones de personas hoy acogidas al ingreso mínimo vital y mañana propietarios de vivienda en la ciudad y en la costa, BMWs híbridos de última generación y sustanciosas cuentas corrientes. Todo gracias al bendito y milagroso Sello de Inclusión Social.


¿Para cuándo un homenaje multitudinario a nuestro bienquisto SOLM? Yo propongo que quienes asistamos entusiasmados luzcamos en la frente el bienaventurado sello con el que nuestra resiliencia alcanzará cotas jamás vistas.


Stultorum numerus infinitus est, pero lo peor es no es que no tenga fin: lo peor es que sigue creciendo.

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