Sobre la libertad sexual.

El pasado día 7 se publicó en el BOE la ley orgánica de garantía integral de la libertad sexual (LO 10/2022, de 6 de septiembre). Como es habitual, incluye una larguísima exposición de motivos de 5.602 palabras repleta de disparates, tópicos ideológicos y lugares comunes como los que reproduzco a continuación: "El acceso efectivo de las mujeres y las niñas a estos derechos ha sido históricamente obstaculizado por los roles de género establecidos en la sociedad patriarcal, que sustentan la discriminación de las mujeres y penalizan, mediante formas violentas, las expresiones de libertad contrarias al citado marco de roles" ... "Resulta también imprescindible dar respuesta a la indefensión específica sufrida por las mujeres mayores debido a la persistencia de esquemas patriarcales" ... "Esta ley orgánica adopta la interseccionalidad como concepto básico para describir las obligaciones del Estado frente a las discriminaciones y su impacto" (!).

La ley modifica dieciséis normas, alguna de ellas publicada este mismo año, en su mayoría para sustituir el término "violencia de género" por el de "violencia de género y sexual".

Su disposición final novena añade una nueva disposición adicional vigésimosegunda a la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. El problema es que dicha ley orgánica carece de disposición adicional vigésimoprimera, lo que tal vez explique la resistencia de esa lumbrera de la Humanidad que parasita un Ministerio perfectamente superfluo.

Sería conveniente que los partidos que aspiran a poner fin a la pesadilla socialcomunista que padecemos encargaran a sus servicios jurídicos una relación de normas tóxicas que deberían derogarse tan pronto como sea posible. No es tarea fácil, porque algunas están insertas en otras cuyo título hace referencia a temas que nada tienen que ver con ellas, una práctica viciosa en la que el legislador, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, legisla sobre el CESID en una norma sobre viviendas sociales, por poner un ejemplo fácilmente comprensible. Se me antoja un encargo imprescindible porque, como un antiguo ministro del partido popular dijo, "lo que no se deroga en los tres primeros meses de mandato no se deroga nunca".