Islamistas y buenistas (6)


Karen Jespersen y Ralf Pittelkow (*)


Traducción del danés de Melitón Cardona


Integración y división


A los ojos de la mayoría de los daneses, los dibujos de Mahoma en el Jyllands Posten no significaron nada especialmente nuevo, controvertido o susceptible de llamar la atención; los dibujos estaban dentro de la tradición danesa, ampliamente aceptada, de caricatura y sátira.


Las encuestas demostraron, sin embargo, que la mayoría de los musulmanes en Dinamarca estaban en contra de su publicación. En conjunto tienen una actitud distinta a la danesa ante la relación entre libertad de expresión y religión. En una encuesta, el 51 por ciento de los musulmanes en Dinamarca manifestó que la libertad de expresión jamás debe ser más apreciada que la consideración a las reglas y tradiciones religiosas; sólo un 8,5 por ciento del total de la población compartía este punto de vista.


Hay aquí un claro conflicto cultural; la mayor parte de los inmigrantes musulmanes está marcado por la postura islámica hostil a la libertad de expresión en lo que concierne a las revelaciones de Allah y a las autoridades religiosas. Al mismo tiempo, la mayoría de familias inmigrantes musulmanas tienen sus raíces en sociedades fuertemente autoritarias en las que, por otras razones, hay una traición muy exigua de libertad de expresión.


El conflicto cultural es parte inseparable de la inmigración desde países que tienen formas de organización social y cultural diferentes, pero lo decisivo es cómo se aborda dicho conflicto.


Una posibilidad es que los conflictos culturales se conformen como un desacuerdo pacífico y civilizado que poco a poco va debilitándose, a medida que los inmigrantes musulmanes hacen suyos los valores fundamentales de la sociedad danesa, en este caso el de la libertad de expresión. En tal caso, el conflicto cultural se transforma en integración.


Otra posibilidad consiste en que los conflictos culturales creen tensiones entre grupos de la población en los que los inmigrantes musulmanes marcan cada vez con más fuerza una identidad que establece barreras frente a la sociedad danesa. En este caso, el conflicto cultural se transforma en división.


Las desavenencias relativas a las caricaturas de Mahoma entre la mayoría de daneses y la mayoría de inmigrantes musulmanes fueron fundamentalmente pacíficas y civilizadas. Dejando aparte las repugnantes amenazas que individuos concretos lanzaron contra los dibujantes y contra el periódico Jyllands Posten, el conflicto transcurrió en Dinamarca sin confrontaciones violentas entre grupos de la población.


Este debate corriente en la sociedad danesa en ningún caso cerró la posibilidad de que los desacuerdos vayan atenuándose con el paso del tiempo y se desplacen al terreno de la integración, lo que significa que muchos inmigrantes musulmanes empiezan a admitir que la sátira y la caricatura de autoridades políticas y religiosas no significan que se desprecie o insulte a determinados grupos de la población en función de su fe o actitudes.


Ahora bien, los islamistas harán todo lo que puedan para que las cosas no vayan así. En el conflicto de las caricaturas de Mahoma, las más pacíficas desavenencias domésticas acerca de las viñetas ni siquiera tuvieron la oportunidad de expresarse en paz; islamistas y gobiernos musulmanes vieron que podían utilizar el caso para sus propósitos políticos.


Los islamistas no desean la integración, sino la confrontación entre valores islámicos ortodoxos y valores occidentales como la libertad de expresión, entre la identidad musulmana fiel y la de un ciudadano en la sociedad libre y secular. Esa confrontación va encaminada a reforzar la vivencia musulmana de formar parte de la hermandad de musulmanes creyentes a escala mundial, la llamada umma.


(Continuará).


(*) Matrimonio de políticos daneses de filiación socialdemócrata.

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